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La correspondencia en sí misma ya es una forma de la utopía -escribe Ricardo Piglia-

Escribir una carta es lanzar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (en qué animo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después; al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible del diálogo.

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(…) ¿Qué es el exilio sino una situación que nos obliga a sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que estan lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas?

2 comentarios

  1. Si el significado es la organización del mensaje de acuerdo con ciertas reglas de probabilidad, entonces el desorden es el peligro que está al acecho para destruir el mensaje mismo, y la entropía es su medida. «La entropía será la medida negativa del significado de un mensaje»

  2. Sorprendente el paréntesis que separa el momento de quien escribe de aquel otro que se lee. Juega con ventaja el primero: imagina ya el rostro, la emoción, la sorpresa de quien recibe. Jugar a un momento y al siguiente. La simultaneidad diferida, la anulación del tiempo, diluido, porque ambas partes viven el mismo momento. La palabra escrita, siempre más directa, arriesgada, favorecida por el tiempo y la forma que la expresa, buscando la complicidad en la respuesta,

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