Forma y espacio son dos elementos fundamentales de la arquitectura y del diseño de exposiciones. La forma discernible en todo momento por el ojo humano está, más estrechamente relacionada que el espacio con nuestro sentido de la vista, pues la forma es concreta y conduce por si misma al significado; por contraste con la forma, el espacio no solo se describe por la vista, el oído y los restantes sentidos, sino también por otras sensaciones no tan perceptibles como el equilibrio y la gravedad. Con estas premisas las diferentes colaboraciones entre Droog Design e Imatra sintetizan en parte los intereses estéticos de sus idearios.
La natural tendencia a recurrir a formas constructivas y nuevos materiales dominan el sentido de la muestra en un recorrido que va del objeto imposible al mobiliario cotidiano, en una apariencia entre cerrada y funcional en un intento de rescatar los fragmentos rotos de ideas que integran el torrente de la actividad mental en su imparable viaje hacia el olvido, en intuiciones brillantes articuladas en un juego especular con lo real.
La fuerza de la gravedad impone a la arquitectura diferentes órdenes verticales y horizontales, y demanda geometrías diferentes para sus ejes, es espectador el que pone en movimiento su imagen.
Cuando uno se entrega a la experiencia de la arquitectura, es «uno mismo» quien media entre orden y fenómenos, quien siente que un vínculo de respuesta va ganando terreno lentamente cuando un orden geométrico estático consigue establecer una presencia dinámica en la propia consciencia.
En el interior de nuestra experiencia de un orden arquitectónico abstracto como fenómeno consciente, llegamos a sentirnos realmente inspirados por la arquitectura.