Del universo a la epidermis, pliegues y pieles se suceden configurando nuestra singularidad y nuestros afectos: vestimentas, casas, identidades, paisajes…Más acá de su nombre, de su ley y su territorio, más acá de su propiedad protectora, cubriente, la casa es el lugar de la bondad del día y del alimento materno: lo material, lo maternal, lo matutino, lo maduro y el maná, apuntan a una blancura líquida y luminosa. Así existe en la casa un hogar central, el fogón, lugar sacramental de la cocción de la sopa vital donde su produce la transustanciación que convierte el veneno en alimento, el lugar en manjar, donde se produce la comunión, la comunicación donde el cosmos se alimenta. Y en el borde de ese universo, existe un vórtice, un agujero negro que confina lo indeseable, lo impropio, lo indoméstico, donde la simetría excremental se oficia en un pequeño templo cuya limpieza enmarca ese rito de desalojo que purifica el miedo, el asco, la otredad de ese otro líquido oscuro, putrefacto e irreferente de lo mortal. La letrina se convertirá por ello en un lugar de distanciamiento y contemplación, extremadamente privado, de un tiempo de identidad y adorno, un tiempo radicalmente cosmético. Lo que se contempla es el firmamento, bajo la óptica invertida de la cámara oscura de la consciencia. La blacura y el espejo rodean a ese sumidero, tal y como la oscuridad y la concavidad rodean a las estrellas. Cocina y letrina son lechos donde yace el cosmos de acuerdo a una topología tórica cuyo agujero central es lugar de eclosión y colapso.
Del universo puede decirse que no puede decirse, lo mismo que el lenguaje. Cada signo es sobre todo su sombra inespugnable, invisible, aquello que sin darnos cuenta más nos conmueve y nos hace sentir, hacer y decir. El secreto de la representación, de la mirada, remite a la opacidad de la evidencia: lo que vemos, lo que damos por visto, es apenas el velo luminosa sobre el rostro intratable del saber del que no queremos saber. No vemos cómo no vemos lo que no vemos. Con todo, existen los trucos, los pliegues mediante los cuales lo inerte puede incluso -sin cambiar- convertirse en materia artializada, en ser sentiente, pensante, imaginante, doliente, gozoso. La consciencia es uno es uno de esos trucos de lo real, por imposible, mediante el que puede ser visto lo que no se puede ver, mediante el que una parte puede llegar a sentir de qué modo el todo al que pertenece le confiere su singularidad…..La letra comprende el poema; la estrella la constelación, el artista su obra, el amante su amor… y de esa paradoja irresoluble, sostenida en el abismo, se basan los conocimientos humanos y los demasiado humanos.
El truco atiende a las fisuras por las que se cuela algo de lo real, de lo insabido; la burbuja de lo cotidiano, con sus instrucciones disfrazadas de sentidos y significaciones, flota como un planeta transparente, pero sólo cuando algo perturba su membrana, desvela los poros y las aporías, convirtiendo el velo de la mirada en agujero y aguja; su falta de recursos es el núcleo de la vivacidad de sus invenciones. Desde el firmamento al muro, esos velos están recorridos por brillos suspensivos, agujas de lo real que se presentan como desfíos e incógnitas. Desde la noche estrellada a la pared manchada, esos velos se ofrecen dúctiles a ser modelados por la mirada: sobre lo aleatorio de un campo rico, las uniones generan formas: astronomías y astrologías, biologías y filosofías, sopas vitales, vías lácteas, cifras y poemas, letrillas y letrros, seguros azares, efectos ópticos que son la proyección de un deseo desconocido, furtivo, en el que cada cual se la juega. Y use o no trucos, quien pretende ganar siempre, no juega, trampea. Pues una jugada de signos jamás abolirá el abismo.
NOTA TÉCNICA : El proyecto VIA LETTERA propone una solución ornamental para espacios domésticos alicatados. Se trata de ofrecer la posibilidad de una versión personalizada y original para cada proyecto decorativo. Partimos de la noción del muro como lugar de una apertura que en este caso apunta hacia el lugar lúdico del pasatiempo. Si la imagen se abre al espacio, el pasatiempo convierte el instante de la mirada en una apertura temporal mediante el reto de una resolución que apela a la memoria. Las cifras y las letras flotan en el océano de la consciencia agrupadas en constelaciones. VIA LETTERA promueve un juego de acuerdo a esa astronomía interna. Para ello VIA LETTERA dispone de un completo abecedario y numerario de caracter modular para componer conjuntos personalizados o temáticos, como sopas de letras, crucigramas, cuadrados mágicos, etc. Cada cocina o cada baño puede establecerse específicamente como vinculado a un asunto, a un autor, a una fábura, a un deseo.
Texto de Juan Luis Moraza escrito en 2002 para la exposición CÓSMOSIS realizada en Imatra c/ Costa 12-14 48010 BILBAO
En la imagen: Luis Enguita, Carmen Cantón, Juan Luis Moraza y Pilar Blanco en la presentación a la prensa de la exposición CÓSMOSIS. Sostienen la aportación de DO CREATE a la muestra: Do Shirt. La clásica camiseta blanca de algodón cuya talla ha sido incrementada 10 veces. El usuario crea la función. Está fabricada en algodón 100×100 y se puede lavar en la lavadora, pero eso no importa realmente, porque siempre será un poco grande para un uso normal. Do Create buscaba una persona apropiada para ella
En el suelo uno de los proyectos de Vía Lettera