ultramarina

Podríamos considerar que hay dos formas de mirar: una en la que nuestra mirada se lanza hacia lo que mira como un arco tensado dispara la flecha, y otra en la que se abren los ojos para dejar entrar al mundo. Dicen los físicos que en nuestro mundo todo emite luz, aunque los ojos humanos solo pueden percibir una ínfima parte del espectro. Así, hay una inmensa parte de la realidad que literalmente no vemos y consecuentemente, pasamos por alto. La idea de que cualquier objeto emita luz, desde una piedra a una silla, puede generar bastante curiosidad respecto al otro aspecto de las cosas, el que nos resulta invisible y nos lleva a preguntarnos si el espectro luminoso total habrá sido realmente registrado a través de los diversos instrumentos o aún habrá más fuera de la zona conocida hasta la fecha, en terreno ignoto.

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Sabemos también que toda la materia existente en el universo es una y la misma, repartida y transformada en todo aquello que vemos y no vemos, que sabemos y no sabemos, pero que podemos tener delante de las narices. Para conocer algo tenemos que utilizar nuestra memoria de lo aprendido y conocido y situarlo en el contexto que nos parece más lógico, dentro de nuestras posibilidades, así que todo aquello que excede a esas posibilidades, permanece oculto a nuestra interpretación del mundo, tal como un insecto con aspecto de hoja pasa por un vegetal al vulgar de los mortales.

Me interesa ese aspecto del arte que se relaciona con lo que está más allá de las apariencias, que tiene que ver más con la intuición que con la lógica.

Todo eso ignorado y que sin embargo está ahí, ejerce una atracción irresistible a una gran parte de nosotros mismos, seguramente aquella que también le pertenece, la que nos es desconocida. Quizás de esas dos formas de mirar, es la segunda, esa que deja entrar la imagen del mundo en los ojos sin interponer condiciones, la que más posibilidades tenga de percibir los aspectos más velados de las cosas. O no. Que uno se relacione con lo descononocido diariamente no significa que vaya a entenderlo, solo que lo reconoce.

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GENTZ DEL VALLE. 2011. Texto para la exposición NATURALEZA OCULTA. Actualmente se presenta en Imatra Calle Vda de Epalza 13, 48005 BILBAO

2 comentarios

  1. Si el arte expandió los campos y mezcló disciplinas, el montaje corresponde a las obras y toma el espacio expositivo con imaginación, lo que inevitablemente establece una signatura relacional inesperada entre las obras y los objetos y mantiene la sorpresa.

  2. Qué placer poder ver las cosas tranquilas, en ese espacio transparente, como ideas que se sacan a bailar entre ellas.

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