ultramarina

Todas las cartas por enviar y aún por recibir hacen Morada.

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La mirada del deseo es una mirada distraída: se desliza sobre el presente, sobre el aquí, sobre lo que resulta demasiado visible, y sólo logra prestar atención si dirige la mirada hacia otra parte.

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No es que las cartas lleguen a destino: lo construyen. Hacen lugar Residencia.

 

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Asier Laspiur.    RESIDENCIALES     (habitar textos)

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4 comentarios

  1. Creo que en la cosa de la mirada le dáis demasiada importancia al deseo, cuando creo, que en la cosa de la mirada, lo verdaderamente importante es el poso que nos queda de la pura necesidad de sobrevivir en un mundo hostíl. Miramos, no distraidamente, sino detectando. ¿Detectando qué? Detectando evidencias. Evidencias de un peligro o una posibilidad de apareamiento. Lo demás, son desviaciones, incluso el propio arte, desviaciones de la pura función de supervivencia y afán biológico por perdurar como especie. La belleza se desliga de la pura atracción biológica y el arte, como el lenguaje se desliga de la pura necesidad de comunicación para trascender en sí mismo y, como decía, el arte se desliga de la representación de lo simbólioc, mágico, sagrado, para convertirse en otro «en sí mismo».

  2. Anterior a la mirada estaría el deseo de mirar. Por ello que la mirada detecte: un peligro o una posibilidad de apareamiento: las diferencias. Depende de lo que se estuviese deseando a la hora de mirar. Lo mismo ocurre con la comunicación: Deseo del otro. A veces, no obstante ocurre el milagro (tan alejado de lo sagrado, de lo simbólico, de lo sagrados: deseo, deseo, deseo) y ver se convierte en ver lo mismo. La literalidad de las metáforas.

  3. Mirar, creo que es inconsciente, a veces se mira sin deseo, se mira por autodefensa (una sombra que entra por el rabillo del ojo, límite del campo visual), se traduce por un gesto automático, inconsciente también, previo a la reflexión. Lo otro está bien y es verdad, pero creo que es una anormalidad, una especialización de una función meramente biológica.

  4. Estoy de acuerdo con inframince en que el Arte se desliga de la función de comunicación, el Arte no comunica, no significa, sino que hace significar, pone en comunicación cosas incomunicables y arriesgadas (evoca, sugiere, indica, presentifica,conmociona…),porque cortocircuita cualquier emisión de códigos al uso que estuvieren consensuados o pactados en la convención imagen/lenguaje entre emisor y receptor.
    (seguiría, pero no soy escritor….)

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