ultramarina

dolorenea

13 comentarios

  1. Con tu permiso. Habria sido más ajustado decirlo en femenino…….= cazadora cazada.
    Permíteme que me apunte un tanto: «Al César lo que es del César».

  2. No, Jorge. La Diosa (Diana Cazadora) no se deja cazar. Cuando involuntariamente es sorprendida por Acteón (el cazador) se encoleriza y lo ciega momentáneamente, lo deslumbra y sólo le permite -decir- si acaso puede, que ha visto.

  3. En la mitología quizá. En la realidad del cuadro para nada. Pero ya que entras en la mitología sigamos por ahí. La verdadera mujer siempre es la cazadora y caza al ilusorio hombre cazador -que se cree cazador, sería mejor decir-. No tengo ninguna duda. Por eso no hago esfuerzos en cazar a ninunga mujer; es perder el tiempo: si realmente yo soy su presa, ten por seguro que me cazará. El disfrute de la pieza es otro cantar: otro día te lo cuento

  4. La observación detenida de este cuadro revela sucesivos niveles de referencias complejas, con alusiones a fenómenos histórico artísticos, intriga lo escrito en el libro que la mano tapa. ¿Qué podrá ser?

  5. Quizás, que el texto del libro no se lea, puede ser una acción perversa -oculta más que muestra-, o una ocasión para la especulación y el intercambio de suposiciones.

  6. Cuando se muestra todo, incluso lo que subyace debajo de toda representación, no hay nada más que enseñar (como en «La cruz de hierro de Sam Peckinpah» que al final de la película, los muertos se levantan y el artifico de la ilsión, de la representación y lo verosímil que convertían el film en algo trágico, se vienen abajo).
    Así, representar a la propia acción de representar, vacía de sentido toda acción ulterior.

  7. Más qué de descontextualización debemos hablar aquí de recontextualización de aquellas funciones olvidadas del arte, de una cierta recuperación de la necesidad de narrar a través de las convenciones y, por tanto, de recuperar la capacidad de volver a mirar lo ya conocido

  8. No son correctas las comillas. Debería de ser así «La cruz de hierro» de Sam Peckinpah. De lo contrario el que no conoce la pelicula pensaría que ésta se denomina «La cruz de hierro de Sam Peckinpah».
    Todo ello dicho con todo el amor del mundo a Berlamino

  9. Muchas gracias Jorge, tienes muchísima razón, la velocidad hizo que entrecomillara mal, así se entiende y antes no.

  10. Tu respuesta me trae a la memoria un pasaje de la película de John Ford «Río Grande» -creo- en la que el capitán Nathan, creo, (John Wayne) le dice a un subordinado que se había disculpado de una acción: «nunca te disculpes hijo, disculparse es un signo de debilidad»

  11. Ya que entramos por la senda de John Ford, en «Centauros del desierto/The Searchers» hay toda una serie de pequeños gestos al comienzo de la película que explican las casi 2 horas siguientes: un gesto, una mirada, un doblar un capote, un beso en la frente, el cómo lo ve todo el jefe de la patrulla que cambia la vista, pero que es lo suficientemente elocuente, para que nos demos cuenta de que el gesto captado y por el que este personaje disimula, es pertinente.
    Los gestos , incluso los pequeños, son importantes en la pintura, también.

  12. Se trata, en definitiva, de la sabiduría sobre una mecánica que entra en liza en todo maquinar de lo visual.

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