Espacio Frontón
El pelotari espera. Su brazo está en tensión. La pelota flota en el aire ingrávida e inmóvil. Durante un instante, justo antes de atacar, de golpear a la bola, todo permanece paralizado. Es un momento de suma estaticidad. Jugadores y pelota son puntos fijos dentro de las paredes del juego. Frontís y rebote definen un espacio como dos planos de coordenadas.
El juego del frontón es estático. El espacio existe siempre, aunque no se juegue. El lugar está regido por las paredes y el suelo. Todos los puntos tienen una coordenada exacta en el plano de juego. Los objetos se disponen como en una planta libre.
Su capacidad de organización es tan grande que alrededor del frontón el lugar se urbaniza. Ordena el mundo. El plano de juego es infinito pero reticulado. El juego es la suma contínua de fragmentos de quietud.
No hay diálogo entre jugadores, el juego es individual, incluso se puede jugar sólo. Los vacíos necesitan de los muros para poder ser comprendidos.
La arquitectura moderna es deudora del juego de la pelota. Muros, o suelos más recientemente se revelan esenciales para construir el espacio.
10 comentarios
Oteiza «Homenaje a Velázquez»: condensación y desplazamiento. Metonimia y luego metáfora.
Pero si la arquitectura se concibe como una metáfora y en consecuencia, remite siempre a la necesidad de materialización del pensamiento, ¿cómo reintroducir la arquitectura en el pensamiento de un modo no metafórico?
En su literalidad. Y, por supuesto, urbanizando el pensamiento.
Parece sugerir entonces que quizá pueda haber un camino del pensamiento, todavía por descubrir, que pertenecería al momento de concebir la arquitectura, al deseo, a la invención?
creo que eso siempre ha estado ahí, quizás su materialización dure tan poco antes de solidificarse en casa, cuadro etc que lo hayamos olvidado. A veces es bueno recordar ciertos planos de «Los misterios de Picasso» de H-G Clouzot, ya que inmortaliza lo que apenas dura nada.
Pero eso sería un constante estar en camino, una habitabilidad del camino que no ofrece salida alguna, nos atrapa en un laberinto sin escapatoria, o de modo más preciso, en una trampa, en un artificio deliberado.
No olvides que en el frontón se apuesta lo que pervierte el espacio. Por eso se levantan muros de hormigón para no ver la perversión
Aquí Jorge, cuenta y mucho la guerra por el control de la ciudad…. autoridades, polícías y bandidos… ciudadanos al margen
Así es, a los ciudadanos nos dan por todos los lados
La comprensión de lo limitado de la condición de ciudanos deviene resignación si no está acompañada por una voluntad heroica de lo ilimitado, querido Jorge.