No es que las cartas lleguen a destino: Lo construyen. HACEN LUGAR, RESIDENCIA.
Todas las cartas por enviar y aún por recibir hacen Morada
No es que las cartas lleguen a destino: Lo construyen. HACEN LUGAR, RESIDENCIA.
Todas las cartas por enviar y aún por recibir hacen Morada
© Imatra Bilbao
Un comentario
Yo no sé si las cartas hacen morada, solo sé que me gusta escribirlas.
Y es curioso que siempre, siempre reciba una respuesta.
Es como leer un libro y hacerte amiga del escritor mientras lo vas leyendo e ir tejiendo una historia entre los dos poco a poco y en el tiempo.
No sé, no tengo ni idea, si construyen un lugar, o una residencia, pero a mí que soy una solitaria empedernida, me llenan la casa de amigos invisibles y reales a la vez, sin esas defensas que creo pertenecen a la naturaleza desde los orígenes y que nos hace estar tensos, alertas y a la defensiva con nuestros congéneres, como en una especie de cacería extraña que considero son las relaciones humanas.
Aunque a veces merece la pena ponerse un sello en la frente, coger un autobús y pasar un rato conversando.
Tal vez sólo sea para cazar a alguien más al que poder escribirle cartas.