La tradición de todas las generaciones desaparecidas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos precisamente cuando éstos parecen trabajar para transformarse a sí mismos y a las cosas, para crear lo que no ha existido nunca; en tales épocas de crisis revolucionaria se evocan angustiosamente los espíritus del pasado para ponerlos a su servicio; se toman prestados sus nombres, sus consignas, sus costumbres, para representar con este viejo disfraz y con este parlamento tomado en préstamo la nueva escena de la historia.
Karl Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte